Usuarios de la acreditación

La acreditación ha crecido desde sus humildes comienzos como simple medida de la competencia de un laboratorio dentro de una economía específica hasta convertirse en un sistema con amplia aceptación y uso en todo el mundo.

El aumento del comercio en las últimas dos o tres décadas exigía más seguridad a través de las fronteras en cuanto a la integridad de los resultados de la evaluación de la conformidad. 

La acreditación surgió como el vehículo para proporcionar esta seguridad, contrarrestando las costosas y lentas reevaluaciones cada vez que un producto entra en un nuevo mercado.

Los gobiernos utilizan la acreditación como un marco sólido y creíble para establecer y mejorar los acuerdos comerciales entre gobiernos. Puede tratarse de acuerdos bilaterales o multilaterales negociados, o puede exigirse la acreditación como condición previa para la aceptación de los resultados de la evaluación de la conformidad en los Estados miembros de un mercado común. El objetivo a largo plazo es el uso y el reconocimiento plenamente aceptados, tanto por el sector público como por el privado, de los servicios de evaluación de la conformidad acreditados entre los miembros de los acuerdos. De este modo, el objetivo del libre comercio “inspeccionado, probado y certificado una vez, aceptado en todas partes” se está haciendo realidad poco a poco.

La acreditación representa un “sello de aprobación” internacionalmente reconocido de los servicios de evaluación de la conformidad utilizados para demostrar la conformidad de los productos con los reglamentos técnicos y las medidas sanitarias y fitosanitarias. Los sistemas de acreditación creíbles que se desarrollan con el debido reconocimiento de las normas internacionales son el núcleo de dicha aceptación. Por lo tanto, estos sistemas de acreditación pueden ayudar a las autoridades reguladoras a cumplir con sus propias responsabilidades legislativas de una manera globalmente aceptada.

La acreditación proporciona a las empresas que producen bienes y servicios una mayor confianza en la obtención de servicios competentes por parte de organismos de inspección, laboratorios y organismos de certificación. Las empresas pueden, por tanto, seleccionar a estos proveedores desde más lejos, sabiendo que recibirán servicios que se ajustan a las normas de competencia reconocidas. El hecho de que los productos se evalúen y se certifiquen como conformes a una norma concreta permite a los fabricantes y proveedores de servicios distinguirse de los proveedores menos reputados, creando así una ventaja competitiva. La acreditación también garantiza que las normas, las especificaciones y los métodos de evaluación de la conformidad son los mismos, lo que permite que un certificado acreditado sea reconocido en todo el mundo. Esto reduce el coste de la evaluación de la conformidad y el riesgo de que los bienes o servicios sean rechazados por los socios comerciales internacionales.

Los bienes y servicios que han sido probados y certificados generan confianza en los consumidores si la evaluación de la conformidad es imparcial y técnicamente competente. La acreditación respalda la idea de que estas pruebas y certificaciones, cualquiera que sea el país de origen, pueden ofrecer respuestas fiables en materia de calidad y seguridad.