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Calidad y sostenibilidad
Basándose en las ocho características de calidad de David A. Garvin, un equipo de investigación indio intentó definir el término “Calidad Verde”. Se refieren a los productos que se comercializan como “verdes” o “sostenibles”. En el cuadro siguiente, comparan cinco de las características de Garvin con su impacto tradicional y verde.
Tabla: Impacto tradicional y verde de las dimensiones de calidad de Garvin
Fuente: Gouda, S. K., et al. (2019). “¿Qué significa realmente “calidad verde”? ” El Diario TQM.
Sin entrar en detalles, el cuadro muestra que el impacto tradicional de la calidad está relacionado principalmente con el ahorro de costes y la satisfacción del cliente. En contraposición, los impactos ecológicos están relacionados con un uso más eficiente de la energía y los materiales, y un menor impacto ambiental.
Sin embargo, los autores señalan que las características de calidad deben ampliarse para captar plenamente la calidad verde de un producto. En cuanto al análisis de los impactos ambientales durante el ciclo de vida del producto, proponen considerar la “trazabilidad” y la “normalización” como dimensiones adicionales.
En la práctica, vemos que hoy en día la calidad y la sostenibilidad van de la mano. En el ámbito de los productos y servicios, las certificaciones de sostenibilidad y las etiquetas ecológicas que están experimentando un crecimiento dinámico. El cumplimiento de las normas de sostenibilidad proporciona una ventaja competitiva, ya que los consumidores buscan cada vez más productos producidos de manera sostenible por razones sanitarias y ambientales. En el sitio web del Mapa de la Sostenibilidad, el Centro de Comercio Internacional (CCI) abarca más de 220 iniciativas de normas aplicables a más de 80 y 180 países.
Hoy en día, la competitividad requiere ofrecer algo más que productos de calidad. Los productos deben cumplir las normas de sostenibilidad. Los productos especialmente ecológicos seguían siendo un nicho de mercado hace una década, ahora son casi de uso común. Dada esta evolución, hay razones de peso para ampliar el concepto de calidad y añadir una dimensión social y ecológica.
La dimensión ecológica de la calidad no se limita a los productos y servicios y puede aplicarse a los procesos y sistemas de gestión. Una referencia útil es la serie de normas de gestión ambiental ISO/IEC 14000. El sector privado promovió la norma durante las negociaciones comerciales de la Cumbre de Río en 1992 para responder a la creciente preocupación por la protección del medio ambiente. La norma de ordenación ambiental se basó en los principios de gestión general de la calidad de la serie ISO/IEC 9000 y en las mejores prácticas integradas de ordenación ambiental. Al mismo tiempo, la certificación ISO/IEC 14000 permite a las empresas demostrar su rendimiento ambiental a los clientes y a las autoridades públicas, además de propiciar la producción de manera más rentable.
A través del concepto de Responsabilidad Social Corporativa (RSC), la sostenibilidad social ha encontrado su camino en el mundo de las normas ISO [5]. En 2010, la ISO adoptó la norma ISO 26000 como una guía de responsabilidad social. La responsabilidad social de las empresas centra su atención en las personas, no sólo en la satisfacción de los clientes, sino también en la calidad de la vida laboral y la satisfacción de los empleados. La norma ISO 26000 establece un vínculo más consciente entre las personas y los sistemas de gestión de la calidad se guía por los derechos humanos, las prácticas laborales, las prácticas comerciales justas, las cuestiones relativas a los consumidores y la participación y el desarrollo de la comunidad. A diferencia de la ISO 9001 o la ISO 14001, la ISO 26000 es sólo una guía y no una norma de sistema de gestión certificable.
Por el contrario, las Normas Privadas SA8000 pueden ser certificadas y auditadas. Alienta a las organizaciones a desarrollar, mantener y aplicar prácticas socialmente responsables en el lugar de trabajo. Social Accountability International (anteriormente el Consejo de Prioridades Económicas) es el propietario de la SA8000 y desarrolló las normas en 1989 junto con sindicatos, ONG, organizaciones de la sociedad civil y empresas. La SA8000 se basa en los principios de las normas internacionales de derechos humanos, tal como se describen en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Aún así, los cimientos del pensamiento de calidad del siglo XX siguen siendo extraordinariamente útiles. La idea de la producción eficiente puede aplicarse fácilmente al manejo de recursos escasos como la energía y el medio ambiente. La idea de calidad siempre tiene en mente a las personas, no sólo como clientes, sino también a los directivos, empleados o parte del círculo más amplio de interesados. Los instrumentos participativos de normalización o de fomento de la confianza a través de la acreditación son tecnologías sociales que contribuyen a la creación de consenso y a la cooperación en las empresas y la sociedad. A este respecto, el concepto de calidad forma parte de la base tecnológica de la sostenibilidad. Por último, cuando ampliamos el concepto de calidad para incluir un componente ecológico y social, hacemos que la calidad sea útil para el bienestar y la calidad de vida.